Arlindo Fagundes

BD - barbeiro Pitanga - moto - cachecol às bolas

Me enfada que la gente no se concentre en lo esencial
y reduzca laHumanidad a una colección de cromos.


afirma Pitanga, barbero de lujo a domicilio y héroe de tebeos

AF - Resulta embarazoso entrevistar a alguien que vemos casi a diario...

Pitanga - ¿Estás nervioso?

AF - Si, un poco. Te has vuelto una figura con cierta proyección. La gente quiere saber cosas sobre ti. Me siento humillado al tener que preguntarte por cosas que yo ya sabría si lo hubiese querido. Cosas ridículas, algunas hasta idiotas, pero que la gente considera importantes.

P - Por ejemplo...

AF - No falta por ahí gente que se queje de que no tienes biografía. Quieren saber de dónde saliste, dónde vives...

P - Bueno. A propósito, conoces esto: ¿“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo”...?

AF - Si no me equivoco es el comienzo del D. Quijote.

P - ¡Cierto! ¿Y alguien hubiera ganado algo si Cervantes hubiese querido nombrar ese lugar?

AF - Nunca me lo había preguntado. Pero, tal vez turismo, excursiones...

P - Mi vida no son los recuerdos.

AF - Tu negocio es la barbería, ya lo sabemos. De todas maneras poca gente entiende tu reserva a la hora de hablar de tus orígenes, de tu pueblo natal.

P - ¿Te puedo responder con otra citación literaria? “El hombre que siente que su patria es dulce, no pasa de un tierno principiante; aquél para quien cualquier suelo es como suyo, ya es fuerte, pero sólo aquél para quien el mundo entero es como un país extranjero, es perfecto.”

AF - ¡Vaya! Ahora, me has impresionado. ¡No me digas que te sabes el Quijote de memoria!

P - ¿Qué...?! ¡Esto no pertenece al Quijote! Esto fue escrito por un monje francés del siglo XII, Hugues de Saint-Victor.

AF - Intentaré leerlo.

P - Él escribió un montón, pero yo sólo le conozco esta frase. Una cita que ha andado por ahí a los tropezones. Tzvetan Todorov, el historiador búlgaro, residente en Francia, en su La Conquista de América, la toma de Edward Said, el brillante académico palestino nacido en Jerusalén, profesor de la Universidad de Columbia y fallecido en Nueva York que, a su vez, la hubiera tomado de Erich Auerbach, exiliado en Turquía. ¿Qué te parece?

AF - Lo que me parece es que te has enredado en tu propia trampa. Necesitaste identificar el autor de la frase como siendo un monje francés, Todorov como un búlgaro residente en Francia, Said como palestino viviendo en Estados Unidos y ese Auerbach, cuyo nombre nunca había oído, como un alemán que ha vivido en Turquía. ¿Entonces, y tú? Sigue sin entenderse porqué te niegas a hablar de tus orígenes…


P - Estamos hablando de realidades muy distintas.

AF - ¿Quieres aclarar?

P - ¿Cómo no? Tú crees que alguien se interesaría por lo que Said desayunaba?

AF - De hecho, no. En todo caso, eso no va impedir que la gente se sienta ante una nueva Paradoja del Barbero.

P - Admito que, en ciertos casos, esas referencias puedan revelarse de alguna utilidad. Pero, en la mayoría de los casos son perversas. Constituyen tan sólo un ruido que distrae y al cual yo mismo no me siento inmune. Me enfada que la gente no se concentre en lo esencial y reduzca la humanidad a una colección de cromos.

AF - Igual que yo. Pero en tu caso, sinceramente, no veo que tengas mucho que perder...

P - ¡Eres de un cinismo asombroso!

AF - ¡Sinceramente!...

P - Sinceramente, lo que menos deseo es que mis vecinos me reconozcan como el héroe de esas aventuras que circulan por ahí.

AF - ¿Modestia? ¿Individualismo? ¿O alguna especie de síndrome de Don Quijote?

P - Mera prudencia. Mis vecinos son como todo el mundo. Si supieran que tienen un héroe allí, en la puerta de al lado, iba a ser un lío bárbaro...

AF - ?!

P - Iban a llamar a las televisiones, iban a querer figurar en el Guiness, iban a destrozar mi tranquilidad, comportándose como esos subnormales que vemos por todas partes. ¿Quién sabe si no intentarían autoproclamarse Capital de la Barbería?

AF - "Les imbéciles heureux qui sont nés quelque part"!...

P - ¿!Perdón!?

AF - Es una canción de Georges Brassens. Se podría traducir como: "Los imbéciles felices que han nacido en algún lugar".

P - Aquellos que han tenido el privilegio de nacer en el lugar que tiene el campanario más alto, o la piedra más antigua, o el río más ancho, o las castañas más grandes, o la tienda más in, o el aeropuerto más cosmopolita!

AF - ¡Eso es! Pero, desgraciadamente, no adelantamos mucho. La gente quiere informaciones concretas. ¿Por ejemplo, como explicas que tú, que eres considerado como el más urbano de los héroes, vivas perdido en la provincia?

P - ¡Menuda cuestión! No faltaría más que me tocara a mi explicarlo.

AF - Bueno. Pero, alguna idea tendrás...

P - La idea que tengo es que cada uno dice lo que le da la gana. Es como aquello de que yo sea barbero por causa de António Variações.

AF - Y eso no es verdad...

P - Sabes muy bien que no es así. Yo era barbero, al igual que él. Nos conocíamos hacía mucho. Éramos colegas y amigos. Eres tú quien ha provocado la confusión.

AF - ¡Perdón! Yo siempre he sido muy claro a ese respecto. Y calificarlo de confusión me suena lamentablemente simple. Una de las cosas que más me gustan en tus historias es precisamente esa convivencia entre distintos niveles de realidad y de ficción. Un poco como si ellas existieran en diferentes hojas de acetato superpuestas, que a veces no es fácil distinguir. Algo como layers. ¿Me entiendes?

P - Más bien, querrás decir “capas”. ¡No me gusta oírte hablar como un gringo!

AF - ¡Vale! Pero volvamos al tema. Lo que pasa es que siempre hay alguien que interpreta mal. Llega el siguiente y repite el disparate. Y como nadie se preocupa por verificar nada, la tontería va haciendo bola de nieve.

P - Y podían enterarse, titi! No duele preguntar. Estoy harto de los tíos que, desde hace años, repiten siempre la misma cantinela. Y aquello queda para toda la vida: clichés, ideas hechas, copias desvergonzadas.

AF - Veo que conoces bien la literatura especializada...

P - ¿De qué hablas? Peluquería, Coiffure, Hair Fashion?

AF - No. De Comics, o de Tebeos si no quieres que hable como un gringo.

P - Conozco mal. Pero no creo que sea muy diferente de lo demás. Excelencia para acá, pro actividad para allá, y cuando vamos a ver, ¡una desgracia!...

AF - Nadie esperaría que un barbero tan erudito fuera tan prejuicioso...

P - !Mira quién habla! ... Yo, que leo el Quijote y conozco a Edward Said, tengo que escuchar comentarios como ese. Si revelara mi plato favorito, haría feliz a todo el mundo!

AF - Bueno. No nos vamos a enfadar por eso. Mejor, háblame de tus proyectos.

P - ¿Proyectos? Ya pensé en emigrar. Estoy harto de esta porquería.

AF - Estaba pensando en nuevas aventuras…

P - Oye, aventuras las tengo todos los días. Eso lo sabes, quizás, mejor que yo.

AF - Verdad. Aunque cada día tenga más problemas para seguirte el rastro.

P - La próxima vez, ven con más tiempo. Puede que te cuente una historia de aquellas que te gustan.

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